jueves, 14 de noviembre de 2013

(Era aún el siglo XX, cuando www.dondenadie.com.ar
veía la luz. Décadas más tarde veo a un poeta naciente,
"experimental" inclusive. He aquí no obstante lo mejor...)


El amor es un espacio al rededor,
al redorar, y al redopelo.

Acuesta luna en lago vuestros alados montes, pues en amores es un espacio a tu alrededor.


Comprender de vida y de amar es ausentarse de verbo.


Fuera de sí, es donde una mujer se encuentra.


La muerte de un escritor es la muerte del mundo.


Quizás al cesar el fuego: no así los pueblos.


Mi boca es una flor

y se llama «tuya».

Aún si fuera el mejor escritor del mundo, no así la vida de un libro.


El amor muerde al deseo que devora la ausencia.


Mis ojos ven lo que pueden, miran cuando quieren.


Nunca te arrodilles por amor, pues nunca falta piedad del que te ama, nunca quién no te ama, y es piadoso, en tanto arrodillarse por amor no es más que forzar el amor en piedad, que es lo único que se provoca.


La vida es un sueño que nos mantiene despiertos.


La libertad pertenece a quién se pertenece a sí mismo.


No hay hombre que agote a una mujer, mas que aquél que no hallan. No son siquiera ellos todos juntos, la causa de la desgracia de una mujer. Sino aquél que no viene por ella.


Yo puedo llevar a tus oídos las palabras de mi ser, en tanto no soy en ellas sino entre ellas.


Compartir, aquello que es dado y recibido, cuando no puede por sí sólo darse o recibirse.


Con memoria, retengo imágenes sin retina, suspiros sin aire.


La belleza como hecho, es del detalle nimio y pasajero, una razón inmensa.


Es eso de la cosa, que no se sabe, lo sabido de la cosa que se busca, aún sin verse.


Las musas y las plumas, sin escritores son bellas, aún sin ellos.


Mi ser se hizo palabra, y mi palabra, tinta.